viernes, 13 de septiembre de 2013

Un silencio atronador

El 28 de junio de 1914 moría en Sarajevo el archiduque Franz Ferdinand de Austria, heredero de la corona del imperio austrohúngaro, a manos de un conspirador serbio.
Un mes más tarde, detonaba la Primera Guerra Mundial, la Gran Guerra como todavía la llaman algunos. Cuentan mis compañeros más veteranos que un llamémosle prestigioso periódico que todavía sobrevive tuvo en primera plana la noticia del estallido hasta poco rato antes de enviar las planchas a la rotativa. Entonces llegó una esquela. El artículo saltó de portada para dejar sitio a la necrológica de vete a saber qué mostachudo prócer… La noticia se desplazó a la página 12, a dos columnas, por lo que pasó desapercibida para muchos lectores.

Zeus me libre de cuestionar nada de lo que libremente decida el pueblo de MNM. No me mueve la voluntad de corregir a nadie, antes bien de intentar cumplir con mi deformación profesional de que la verdad circule. Pero sí que a esta gata vieja y algo renqueante le gustaría subrayar que lo que pasó ayer en Cataluña será crucial en el futuro de este país. Lo que pasó ayer demuestra que lo de hace un año no era ni un calentón de masas, ni un canto de sirenas de políticos a la caza de votos descarriados.
Hay una peli que odio pero que tiene una secuencia bastante potente que no puedo dejar de recordar. En un momento de Titanic, el diseñador del buque explica a la tripulación que, por la morfología del barco, el hundimiento es inexorable. “Pase lo que pase, en una hora el Titanic yacerá en el fondo del Atlántico”, anuncia, transido por el miedo.

Espero que lo mío no suene tan ominoso ni mucho menos. Es más, confío en que sea fuente de renovación y no de confrontación. Pero sí que puedo afirmar y afirmo que, pase lo que pase, el proceso que se inició hace un año y que se confirmó ayer es ya imparable e irreversible, y también que, con más o menos quebrantos, dejará España que no la va a conocer ni el Conde de Olivares que la parió. No es que se rompa, es que, queridos, ya está hecha trizas.

Gustará, asustará, disgustará, frustrará, angustiará… Pero es la realidad. La ceguera voluntaria es, además de triste, fuente de grandes sorpresas, cuando no de disgustos. Mirar para otro lado no evita las crisis (mira tú si no lo de Pedro Solbes).

En fin, que me juego una ronda de lo que queráis con los que sabéis que os aprecio y que habéis considerado que la noticia era baladí o cansina que dentro de pocos años (dos, tres…) me daréis la razón. Y nada de pagar a escote. Dejo esta nota aquí para verificar mi compromiso y que, como dijo Ramsés II en Los Diez Mandamientos por boca de Yul Brynner: “Que así se escriba, y que así se cumpla”.

Y ya no diré nada más sobre el tema. Bueno, lo intentaré… Y ahora ya, si eso, procedéis a ignorarme o a apedrearme a negativos, como gustéis. #Fin_de_la_cita

Escrito por @fragedis y publicado con su autorización

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